sábado, 8 de octubre de 2011

SISTEMA INMUNE

LAS PRIMERAS BARRERAS DE DEFENSA
El enemigo intenta penetrar en el castillo; las murallas que lo rodean y los soldados tratan de impedirlo. Igual que un castillo, tu cuerpo dispone de una primera línea de defensa formada por barreras y sustancias que detienen a los invasores.
La piel es una cubierta que separa el interior de tu cuerpo del ambiente exterior. Es como una muralla que lo defiende y protege. Además, el sudor y otras sustancias presentes en la superficie de la piel ayudan a impedir que microorganismos o sustancias extrañas puedan penetrar y dañar tu organismo.
Los enemigos buscan otras puertas por donde penetrar. La nariz, la boca o los ojos pueden ser accesos de entrada de sustancias dañinas o microorganismos. Sin embargo, también aquí hay barreras que los detienen.
  • El moco: Lo producen las células que recubren tu nariz, la tráquea y los bronquios, limpia el aire que respiras. En él hay sustancias que matan los microorganismos. Al toser o estornudar se expulsa el moco al exterior.
  • La saliva: Se produce en tu boca también tiene sustancias que actúan sobre los gérmenes o las sustancias dañinas. Si los microorganismos burlan tus defensas y consiguen llegar a tu estómago, los jugos ácidos acabarán allí con la mayoría de ellos.
  • Las lágrimas: Limpian tus ojos y contienen sustancias que también combaten los gérmenes.
EL EJÉRCITO DE CÉLULAS QUE DEFIENDEN TU CUERPO
Se ha derribado la puerta de entrada al castillo. El enemigo penetra en su interior. Un gran número de soldados acuden con rapidez para combatirlos.
Si a pesar de las primeras barreras de defensa, los gérmenes consiguen penetrar en tu organismo, tu cuerpo cuenta con células capaces de defenderte.
Conozcamos algunos de los elementos que defienden nuestro organismo: los leucocitos o glóbulos blancos. Los leucocitos son células de la sangre. Se forman en el interior de algunos huesos, en el timo, en el bazo y en los ganglios linfáticos, y después pasan a la sangre. Existen varios tipos de leucocitos, aunque aquí solo vamos a hablar de tres, los neutrófilos, los monocitos y los linfocitos. Los neutrófilos y los monocitos acuden y combaten a los microorganismos con mucha rapidez. Los linfocitos B y T son más especializados y actúan más despacio.
Cuando los microorganismos invaden un tejido, las células de tu cuerpo son atacadas y dañadas por los gérmenes. A continuación, se producen ‘señales’ que atraen a los leucocitos a este lugar. Los neutrófilos y los monocitos abandonan la sangre y penetran en los tejidos capturando y destruyendo los gérmenes, las sustancias extrañas o las células muertas. Cuando los monocitos abandonan la sangre y penetran en los tejidos reciben el nombre de macrófagos.
En la sangre existen otros leucocitos, los linfocitos B y T, cuya respuesta a la invasión es más lenta. Cada linfocito actúa solo sobre un microorganismo o sustancia extraña determinada.
Cuando un linfocito T reconoce una sustancia extraña o un microorganismo, se multiplica para formar más linfocitos T que ataquen a este invasor. Al entrar en contacto con el enemigo, estos linfocitos liberan unas sustancias que los destruyen. Otra misión de los linfocitos T es alertar a los linfocitos B de esta invasión.
Los linfocitos B van a producir unas proteínas llamadas anticuerpos. Estos anticuerpos se unen a los microorganismos o a las sustancias extrañas y los destruyen o los marcan para que otras células los eliminen. Cada anticuerpo actúa sobre un microorganismo o una sustancia extraña determinada.
Cuando un germen invade por primera vez tu cuerpo, se producen anticuerpos contra él. La información necesaria para crear estos anticuerpos se guarda en la ‘memoria’ de algunos linfocitos, de manera que ante una nueva infección los anticuerpos se producen con mucha rapidez.
¿QUÉ ES EL SISTEMA INMUNOLÓGICO?
El sistema inmunológico o sistema inmunitario es el nombre que reciben todos los mecanismos de defensa que hemos descrito. El sistema inmunológico defiende tu cuerpo de la invasión de microorganismos o sustancias extrañas que pueden causar alguna enfermedad.
¿QUÉ OCURRE CUANDO LAS DEFENSAS FUNCIONAN MAL?
Hay varias enfermedades que afectan a los mecanismos de defensa de tu cuerpo. Estas enfermedades pueden hacer que tus defensas sean más débiles y que tu organismo pueda ser atacado por gérmenes o sustancias extrañas con más facilidad.
Por ejemplo, en el SIDA o síndrome de inmunodeficiencia adquirida, un virus, el VIH, ataca un tipo de linfocitos T. Estos linfocitos no pueden defender nuestro organismo, y la persona sufre la invasión de gérmenes a los que antes podía vencer y contra los que ahora no puede hacer nada.

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